"Frankenstein": Marginación, odio y amor de una criatura¨Por Sebastián Ganzburg
“La creación de Frankenstein”, dirigida por Ricardo
Salim es una obra inteligente, profunda sobre los miedos el amor, la
soberbia, la marginalidad, el amor y la belleza. Marcos Acevedo logra un
papel admirable cargado de Verosimilitud. Ancheta es ese científico
fanático de la ciencia. Entretenida.
Frankenstein, “la Criatura” es un
producto de la soberbia: la consecuencia directa del desafío del
hombre a la figura de Dios. El científico-creador es el sustituto
irresponsable de la sagrada figura del padre, y en esta
consideración moral se gesta la idea del castigo divino tomando
la forma de la destrucción y el asesinato.
Marcos Acevedo interpreta a esa collage
de carnes, de muerte, de putrefacción. A eso que por ser diferente,
horrible, es odiado. Es estúpido, no habla pero siente. Tiene alma,
es bueno. Pero a la vez es humano. Marginado. Un rechazo que le
genera rechazo. Mata para vengarse, no sufre remordimientos. No tiene
a nadie. Su padre, ese científico, lo abandonó. La criatura de a
poco adquiere lenguaje, inteligencia y agudiza sensibilidad. Acevedo
pone el cuerpo. Logra un personaje verosimil. Profundo que habla del
amor, de los miedos, del respeto, la marginación, la belleza.
Protagónico.
Facundo Vega Ancheta es ese científico
inteligente. Soberbio. Un ser propio del siglo XIX, positivista,
fanático de la ciencia. Logra construir una criatura, darle vida.
Tiene una mujer con la cual debe casarse. No ama, no sabe hacer el
amor, no quiere procrear. Sin embargo lo hizo, desde la ciencia. Su
pasión es la física, la química, la medicina. No deja lugar para
lo abstracto, sin embargo cree en Dios, lo invoca en más de una vez.
Ancheta logra un papel interesante.
Luego está el resto del elenco (Javier
Maidana, Joaquín Anta, Claudia
Fermoselle, Nelson Alfonso, Laura Hernández, entre otros) que
no desentona, aunque sí se observa que no tienen el profesionalismos
de los dos anteriores. Dispar nivel.
Alejandra Páez Salas quien
interpreta a la mujer del científico sin destacarse muestra altura.
La puesta es minimalista, luces,
proyecciones en pantalla gigante decoran el fondo. Los actos se
dividen con el negro total. Los actores corren, ponen y sacan cosas.
Los efectos sin ser grandilocuentes son acertados.
El director, Ricardo Salim no deja de
lado el texto de Shelley. Muestra una sociedad inglesa, aristócrata
y conservadora. La obra conmueve, es profunda, entretiene a pesar de
no ser corta.
Funciones todo julio y primera
quincena de agosto. Viernes y sábados a las 22. Domingos a las 21, en el Caviglia.
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