lunes, 25 de julio de 2011

Patricia Rodríguez: una voz que respira folclore
Por Sebastián Ganburg

“La noche de gala del pasado 9 de julio fue una hermosa experiencia inesperada”, comentó a Filo digital, Patricia Rodríguez, cantante y periodista. Estudió Letras en la facultad. Ese día fue la solista del espectáculo, cuyo director era Castiñeira de Dios, en el piano Miguel Ángel Estrella, junto al Coro y Orquesta de la provincia.

Periodista, cantante, estudiante de Letras, gran difusora de la cultura tucumana, Patricia Rodíguez palpitó el folclore desde la cuna, gracias a su padre. Durante los '90 se animó a los escenarios hasta que, tiempo después, logró formar una banda. Para el 9 de Julio cantó en el San Martín bajo la batuta del maestro Castiñeira de Dios, Miguel Ángel Estrella en el piano y la Sinfónica de fondo.

Portadora de una voz colorida, cálida y simple, la Pato como la conocemos sus amigos pasó por la facultad de Filosofía y Letras, pero por esas cosas de la vida todavía no se resibió. Trabajó muchos años como periodista en el diario El siglo, actualmente pertenece al staff de prensa del Ente Cultural y es mi compañera en el programa radial Culturarte, que se emite en FM Metropolitana 93.5, todos los días a las 20.

Durante la noche de gala del 9 de Julio en el Teatro San Martín fue ovacionada de pie por el público. En esta entrevista, realizada, vía correo electrónico, para Filo digital, Patricia nos habla de su vida y su carrera como artista.

-¿Tenés el folclore en la piel, ¿pero hace cuánto que te animaste a cantar para el público?
-¿Así se me siente? Tomo como un halago que me digás que lo llevo a flor de piel; algo de eso hay porque pienso que para hacer folclore -en este caso para interpretarlo-, se precisan muchas guitarreadas, muchas vivencias con gente como las que aparecen en las letras como “A don Rosa Toledo” (Ramón Navarro), por mencionar alguna. Crecí en ese mundo, en Santa María (Catamarca), rodeada de ricos personajes; mi propio padre era un de ellos. Eran cantores que hacían de las serenatas un culto. Esa gente cantaba por amor a la música.
La primera vez que me subí a un escenario fue a los 9 años en una velada folclórica con mucho público y con hipo –por el susto-, que se me pasó no bien puse el pie en el escenario, de la mano de mi padre (Baltazar Rodríguez). Y ese fue el comienzo aunque haya habido muchos años de silencio hasta los 90, en que sintonicé con un grupo de poetas y músicos como Mario Casaci, Oscar Barrionuevo y Lelo González, entre otros. Luego vino el periodismo, el casamiento, los hijos, mucho trabajo… hasta el día en que maduró mi gran deseo, formar un grupo y salir a cantar.
-¿Te imaginaste alguna vez hacer un San Martín?
-Claro que sí, aunque a veces diga lo contrario (risas). Uno siempre piensa o fantasea que podría estar en tal o cual escenario. La noche de gala del pasado 9 de julio fue una hermosa experiencia inesperada. Justamente el año pasado, cuando el maestro José Luis Castiñeira presentó su obra “El Rigor del Destino” (homónima de la película de Gerardo Vallejo), pensé “Yo tengo que estar ahí”. Y así fue, creo que lo más importante es el propio mandato interno, que a veces es inconsciente.

-Contame, ¿cómo fue esa noche en la que toda la orquesta estaba a tus pies?
-No tanto como a mis pies, pero se siente raro cuando en esa primera vez en un San Martín y en una noche de gala te dicen: “Pase a su camarín” o sos la primera en recibir los programas de mano, privilegios de solista. Esa noche fui solista, aunque por error no figuré en los créditos (risas).

Creo que el sueño de todo artista es cantar con orquesta, coro y un director de la talla de Castiñeira de Dios. Esto lo hablamos hace mucho con Lucho Hoyos, quien también se dio el gusto de tener una experiencia similar. Para mí fue grandioso. Y tal como me dijo el propio maestro después de la primera función: “No es fácil cantar con la orquesta y el coro”, y por suerte aprobó mi actuación.

-¿Qué pasaba por tu cabeza?
-Uno tiene los mismos pensamientos arriba y abajo del escenario. Pero esa noche pensé sobre todo en la gente que me apoyó para que estuviera parada ahí. Mauricio Guzman, presidente del Ente Cultural de Tucumán y Marilí Bullion, Directora de Música y Danza de Cultura. De todos modos, no vayas a creer que todo fue fácil. Pasé por una audición previa que estuvo a cargo del guitarrista Roberto López y el pianista Ricardo Zanón, ambos músicos de Castiñeira de Dios; esa especie de concierto bautismal me costó también una buena dosis de corticoides, típico de las cantantes, me dijeron. Una vez que pasó la primera función, todo fue clima de fiesta. El detrás de escena es un mundo aparte. Hay mucha buena energía antes y después de escena.

Al otro día hicimos el mismo espectáculo en la ciudad de Monteros. Creo que la gente tiene mucho respeto por la gente que está en esa clase de espectáculos, hasta los propios músicos.

-¿Para cuándo el disco?
-El disco para el artista es como el carnet de manejo para el automovilista. Y está bien que así sea. Como soy muy responsable a la hora de estampar mi voz en algo que será permanente, lo pienso mucho. Todavía no están dadas las condiciones para grabar. Pero creo que estoy cerca. Los bailarines reconocen primero el escenario, dan varias vueltas antes de bailar. Y eso es lo que estoy haciendo. Primero reconocerme o conocerme en escena, escuchar qué opina la gente y –por qué no- qué quiere la gente. Soy respetuosa del público, aunque de todos modos se que la propuesta siempre es del artista.

-¿Después de esto, cómo sigue Patricia Rodríguez?
-Agudizando mis sentidos y haciendo de todo un poco de lo que me gusta, es decir abrevando de otras músicas, juntándome con gente que va hacia el mismo lugar: la música; disfrutando de lo imprevisto. Pero a mí nada me toma por sorpresa. Creo que estoy parada en el lugar preciso para que el canto ocurra.

Desde hace tiempo tenemos planeado con Ernesto Klass -mi partenaire en escena, en el trabajo y en la casa- hacer recitales por Europa, precisamente en Suecia, donde seguramente una baguala será una rareza. Como ves soy muy apegada a los sueños hasta que se hacen realidad. Mientras tanto seguiremos haciendo espectáculos y disfrutándolos en Casa Managua, escribiendo partes de prensa y cantando para la JOETUC.

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