Presentaron libro póstumo de Eduardo Rosenzvaig Redacción
La sala del Teatro Orestes Caviglia fue
el escenario elegido para exponer uno de los libros póstumos del
prolífico intelectual tucumano. Desde el personaje de un tío, el
autor se reconstruye a sí mismo. La nueva edición del Mayo de Letras
sirvió de marco para presentar “Memorias Cruzadas (Salo está loco
o el teatro)”, uno de los últimos libros que escribió Eduardo
Rosenzvaig antes de su fallecimiento.
En la sala del Teatro Orestes
Caviglia, Raquel Pastor, decana de la facultad de Artes, donde
Rosenzvaig enseñaba, acompañada de Adrián Llovera y Luis Bonano
fueron los encargados de exponer la obra del escritor tucumano.
Memorias Cruzadas… es una
novela muy particular, según analizó la titular de esa unidad
académica. “La defino como una ‘novela río’, tomando de la
concepción del francés y que se destaca por los procesos de
escritura que utiliza para mostrar: detrás de historias y personajes
de distintos estratos sociales, el autor va recostruyendo fragmentos
de su vida”, explicó.
En la mayoría de las presentaciones
que Rosenzvaig realizaba, Adrián Lovera era el encargado de expresar
en clave musical cada uno de los eventos de uno de los grandes
intelectuales de nuestra provincia. Esta vez fue convocado para decir
algunas palabras sobre todo de la amistad que lo unía tanto en la
vida como en el Instituto de Investigaciones de Cultura Popular, que
dirigía Rosenzvaig. “Él comenzó escribiendo historia y luego se
metió en lo que llamaba el realismo desatinado. Su literatura
resulta atrapante”, subrayó. Asimismo, entre los amigos
entrañables y compañeros del quehacer cultural, Luis Bonano es la
voz autorizada para presentar la última obra del escritor.
“Es una presentación de un libro
importante para nuestra cultura. A través de una especie de saga
familiar Eduardo presenta todo lo que es el clima cultural del NOA e
inclusive de nuestro país. Toma como personaje central a Salo, un
tío suyo, (Salomón) quien fue una persona de mucha importancia en
su conformación cultural”, opinó.
El legado dejado por quien fuera,
además de escritor y docente de la UNT, historiador, es muy amplio y
fue reconocido incluso por instituciones extranjeras. “Que la
Universidad de Cambridge lo haya ubicado entre los 2.000 escritores
más influyentes del siglo XXI, es un reconocimiento no solo a su
productividad, sino también a la calidad misma de su literatura. El
hecho que haya recibido más de 40 premios por sus obras indica una
persona de una cualidad especial en su calidad de historiador -que
fue primero eso- y luego de literato. Gran parte de su literatura se
nutre de la profunda formación histórica que Eduardo llevaba”,
aseveró Bonano.
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